El mundo es un libro y aquellos que no viajan sólo leen una página. – San Agustín
Como pasa el tiempo, dos años sin escribir y el corazón y la mente lleno de historias que contar… cada día una historia nueva, hasta que ya no puedo más, me siento frente a la computadora y digo » Hoy es el día». Al revisar este tiempo y ver con paz que son muchas más las cosas buenas que las malas y que lo que pensé era el fin del mundo ahora me parece una tontería, me doy cuenta que compartir estas cosas me hace bien, aunque nadie lo lea.. me hace bien parar y reflexionar en todas las bendiciones que Dios nos da. Siiii, yo se que el mundo sigue de cabeza? Pfffff, pues claro. Y siiii, yo se que me seguirá preocupando lo de siempre y lo nuevo, sobre todo me preocupa mi alma y las almas de todos los que no tienen idea de lo importante que es cuidar el alma… Me entienden? Pero ese es otro tema que hoy me propuse no tocar porque hoy voy a contar sobre el bello viaje que me inspiró a escribir de nuevo. Respiro, sonrío y recuerdo…..
Hace algunos meses pensamos con Nico que ya que era hora de tener unas buenas vacaciones, cada año para verano vamos a la playa pero no habíamos tenido la oportunidad de salir a visitar otro estado, y elegimos Washington D.C.. con Santi de 11, Mateo 9, Fatima casi 5 y Lucas 3, ya no sería tan difícil un viaje largo (20 horas) en carro. Les dijimos a los niños que suspenderíamos nuestro tradicional almuerzo de los domingos,(siempre los domingos vamos a un restaurante a comer después de la Misa) así ahorrábamos ese dinero y podíamos comer rico en Washington, extrañamente todos estuvieron de acuerdo… (todo era parte de un plan secreto para experimentar que todo sacrificio tiene su recompensa), y así por 3 meses planeamos nuestro «trip. En el camino de la planificación se unieron a nuestro viaje mi mamá a la que teníamos 3 años de no ver -desde que nos visitó cuando Lucas nació- y Flor mi cuñada. El viaje cada vez se ponía más interesante y teníamos más motivos para desearlo porque Flor y mi mamá nos acompañarían en la aventura!!!! El tiempo se acercaba, el colegio terminaba, los hoteles reservados, el tour de cada día listo, y las ganas para empezar nos mantenían ilusionados.
El 22 de Mayo a las 5 de la mañana los Mencos nos despertamos listos para iniciar nuestro viaje con 5 maletas, hielera, 6 almohadas, 4 colchas, muchos «snacks», bloqueador solar, muchas wipes, Rosario en mano y el tanque lleno,iniciamos nuestro viaje de 20 horas hasta Washington DC. Con 10 paradas «estratégicas» (la mayoría sin ser planeadas) para ir al baño, comer y echar gasolina… llegamos después de 12 horas a Knoxville, Tennessee en donde dormiríamos para descansar.. (nosotros de ir sentados en el carro y Nico de manejar ) Tennessee con sus montañas, clima y gente nos conquistó, Que Bonito!!! Todo el landscape nos recordaba a nuestra querida Guate rodeada de volcanes y montañas y de lejos pudimos ver a las famosas «Smoky Mountains» que nos estarían esperando en nuestro viaje de regreso a New Orleans 9 días después.
Al día siguiente luego de otras 10 horas de viaje, peleas en la parte de atrás del carro, olores extraños (con 3 hijos hombres es algo común), otras 10 paradas «estratégicas» en una de las cuales Fátima de 4 años nos dijo a toda la familia que ella es: «Alérgica a los humanos» jajajajajaja y luego de escuchar 20 veces «Uptown funk» la canción oficial de nuestro trip, llegamos a Washington DC.
Abrazar a mi mamá en el Aeropuerto de Dulles fue como que Dios me sonriera y dijera: un regalito Marypaz…. tantas emociones juntas, los niños corriendo, Flor emocionada, y no habia ni una camara que funcionara para la foto del reencuentro… que al final tomamos con la cámara de mi telefonito «vintage» (por no decir, poco tecnológico) pero la alegría era más grande que cualquier otra emoción. No sabíamos ni de que hablar en la Van – en donde tengo que decirlo-, íbamos como sardinas, con las ahora 7 maletas, 6 almohadas, hielera, 4 colchas, Snacks, 4 niños y 4 adultos….. solo porque a mi Nico, Dios lo dotó con discernimiento, paciencia y sentido común para componer todo de manera que con la alegría y la plática ni sentimos la hora de camino hacia el Seminario Mariano de Washington en donde compartiríamos los siguientes 6 días.
Por no aburrirlos con cada día compartido en Washington, haré un resumen…son tantas cosas que de verdad este blog sería muy largo pero lo puedo resumir así: Después de nuestra primera visita que fue por supuesto a la bella Basilica de la Inmaculada Concepción para escuchar nuestra Misa de Pentecostés, visitamos en 6 días: Smithsonian’s National Air and Space Museum, Smithsonian National Museum of Nationa History, Smithsonian Museum of American History, Smithsonian Castle, Smithsonian Zoo, Lincoln Memorial, Capitolio, La Casa Blanca, National WWII Memorial, y mi favorita que fue La Biblioteca del Congreso.
Además de nuestras visitas tengo que agregar los deliciosos lugares en donde comimos (ya que la comida en familia y las memorias que se creean durante las comidas en familia son muy importantes para nosotros los Mencos-Gomez): Clyde’s, Luke’s, Hill Country Barbecue Market, Pho DC, Chipotle…. yummmmm
Caminamos muchísimo, nos reímos muchísimo, disfrutamos cada aventura sobre todo las subidas en Metro (que mi mamá odió cada Segundo), nuestros viajes en bus, el desayunar todos los días con los Seminaristas, Hermanos y Padres del Marian of the Immaculate Conception Scholastique Seminary que nos dieron su paz y compañía esos días, mi misa diaria con mi mamá, compartir la cena de costillas con los Jui, confiar ciegamente en Flor y su excelente sentido de la orientación, y uffffff! mucho, mucho más! TODO EL AMOR QUE COMPARTIMOLa despedida fue difícil -como siempre- pero con la confianza de volvernos a ver pronto… Y ya con melancolía emprendimos nuestro viaje de regreso a New Orleans…. otras 20 y tantas horas con una hermosa parada nuevamente en Knoxville pero ahora de dos días para visitar las «Smoky Mountains» en donde pudimos hacer un recorrido a caballo por las montañas (y en donde Fátima fue feliz montando a Dutches su yegua), también caminamos por los senderos en el Great Smoky Mountains National Park, Nico, Santiago y Mateo se bañaron en el río frío dentro de las montañas, y pudimos ver un oso de lejos…
Que más puedo decir, solo que fue un regalo de Dios poder vivir este viaje al lado de los que más amo.
Hasta la próxima que espero no sea en dos años jajajaja.
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